Al final dejaste que el frío llegara, al final llegaste al lugar donde ya no hay nadie a quien querer.
Es controvertido sentir que te echo de menos, sin más, sin un motivo que venza a un porque sí.
El viento devastó todo cuanto había y a mí me pilló haciendo la maleta en el ático de tus pestañas.
Hoy vine a decirte, que sin yo quererlo, vuelvo a echar de menos esa sonrisa cómplice que me hacía temblar por besar tu cuello y acabar rompiendo tus medias para volar por tu entrepierna.
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