viernes, 31 de mayo de 2013

Hoy es 31 de Mayo

Hoy es un gran día para mí, al igual que para mucha gente.
Allá por mediados de Septiembre de aquel año 2007, llegué al instituto en el cual me gradúo en tan solo unas horas. Todo era nuevo para mí. Recuerdo que me costaba mucho asumir el cambio, al igual que hacer nuevos amigos.
El tiempo transcurrió y fui pasando de curso en curso, conociendo a gente nueva y manteniendo a casi todos los que ya conocía de antes. Los cursos pasaban entre exámenes, proyectos de Tecnología a última hora y muchas risas y algo de despreocupación. Cuatro años después terminaba la E.S.O. y me preparaba para afrontar estos dos años que han dejado mucha huella en mi.
Como cada curso, empezábamos siempre sobre las mismas fechas. Algunos cambiaron de orientación académica, otros se quedaron en el camino. Y ahí, sí, ahí, estabais vosotros, una clase de 34 personas cargada de indecisión sobre su futuro, pero sobre todo llena de amistad y compañerismo.
Pasaban los días, las clases ya no eran lo que eran antes, ya teníamos que esforzarnos mucho más. Empezaron las visitas a la madrugada mientras estudiábamos, el estrés porque no podíamos acabar las cosas a tiempo, las noches preparando exámenes hasta las tantas por medio de un grupo de WhatsApp. Ahí comenzó todo. Esto se prolongó durante este último curso, aunque fue aún peor.
Estos dos años han sido los mejores con diferencia a pesar de las dificultades.
Hemos reído, hemos llorado, hemos gritado y nos hemos quejado cuando ha hecho falta. Será inolvidable cada momento vivido, lo juro, y sin vosotros nada será lo mismo.
No quiero que esta entrada sirva de despedida. Al contrario, quiero que sigamos aún más unidos, porque juntos hemos dado lugar a lo que somos a día de hoy, y que somos el pequeño fragmento que cada uno ha aportado. Y aquí, llorando mientras escribo estas últimas palabras para culminar el curso, quiero que sepáis que sois de las mejores cosas que me ha pasado en la vida.

Os quiero científicos míos, os deseo lo mejor de todo.

lunes, 27 de mayo de 2013

Y ahora dímelo...

Sí, ahora dime cómo dejar de ser el que era y soy contigo. Dímelo. Dime cómo dejar de tener miedo por haberte perdido. Dime por qué te quiero tanto. Dímelo. Dímelo, de la manera que quieras, pero dímelo.
Mi amor por ti sigue siendo el mismo que tenía cuando todavía era un niño. Y aquí me tienes, esperando una respuesta positiva, un beso tuyo, fundirnos juntos el uno con el otro.
Díme por qué he sido tan idiota de no percatarme, o quizá sí, de que lo nuestro es imposible, de que mi nombre no aparecerá en tu libro que lleva como título la palabra destino.
Y sí, tengo miedo, miedo de no haberte conseguido en todos estos años, miedo a que estés con otro, miedo a que estés lejos y mis ojos te dejen de ver, miedo de que mi corazón deje de latir a un ritmo desenfrenado cuando huelo tu perfume, miedo a estar sin ti.
Y también dime por qué me rechazaste vez tras vez, a pesar de que este sentimiento era tan puro y perfecto.
Cuando tú me digas todo eso, te diré el por qué de que la palabra "sueño" estuviese íntimamente ligada a ti. Te diré, que no he visto a nadie tan única como tú, porque tú eras el verso que me inspiraba día tras día. Te diré, que mi corazón está enteramente tatuado con tu nombre, y que nunca encontraré a nadie como tú.
Atrás quedaron los años, pero mantengo este sentimiento en el presente. Te miro, sonrío y mi boca intenta asaltar tu boca, abordar tus sueños y amanecer en tu cama...
Siento espanto por la llegada de Junio, ya que eso supone que tu y yo empezaremos a distanciarnos y dejemos de ser quienes somos todavía. ¿Será el punto final de una historia tan fantástica que fue soñada pero nunca escrita...? Tengo miedo, mucho miedo, de que luego solo seas melancolía.
A pesar de todo esto, de que no te tenga y de que no lleguemos a ser uno solo, no me olvidaré de ti, ya que día tras día, mi voz seguirá buscando al viento para tocar tu oído...





Por siempre te querré.