lunes, 27 de mayo de 2013

Y ahora dímelo...

Sí, ahora dime cómo dejar de ser el que era y soy contigo. Dímelo. Dime cómo dejar de tener miedo por haberte perdido. Dime por qué te quiero tanto. Dímelo. Dímelo, de la manera que quieras, pero dímelo.
Mi amor por ti sigue siendo el mismo que tenía cuando todavía era un niño. Y aquí me tienes, esperando una respuesta positiva, un beso tuyo, fundirnos juntos el uno con el otro.
Díme por qué he sido tan idiota de no percatarme, o quizá sí, de que lo nuestro es imposible, de que mi nombre no aparecerá en tu libro que lleva como título la palabra destino.
Y sí, tengo miedo, miedo de no haberte conseguido en todos estos años, miedo a que estés con otro, miedo a que estés lejos y mis ojos te dejen de ver, miedo de que mi corazón deje de latir a un ritmo desenfrenado cuando huelo tu perfume, miedo a estar sin ti.
Y también dime por qué me rechazaste vez tras vez, a pesar de que este sentimiento era tan puro y perfecto.
Cuando tú me digas todo eso, te diré el por qué de que la palabra "sueño" estuviese íntimamente ligada a ti. Te diré, que no he visto a nadie tan única como tú, porque tú eras el verso que me inspiraba día tras día. Te diré, que mi corazón está enteramente tatuado con tu nombre, y que nunca encontraré a nadie como tú.
Atrás quedaron los años, pero mantengo este sentimiento en el presente. Te miro, sonrío y mi boca intenta asaltar tu boca, abordar tus sueños y amanecer en tu cama...
Siento espanto por la llegada de Junio, ya que eso supone que tu y yo empezaremos a distanciarnos y dejemos de ser quienes somos todavía. ¿Será el punto final de una historia tan fantástica que fue soñada pero nunca escrita...? Tengo miedo, mucho miedo, de que luego solo seas melancolía.
A pesar de todo esto, de que no te tenga y de que no lleguemos a ser uno solo, no me olvidaré de ti, ya que día tras día, mi voz seguirá buscando al viento para tocar tu oído...





Por siempre te querré.


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